La violencia contra la mujer es un fenómeno que se ha conocido y documentado desde hace miles de años. Desde los tiempos en que la hija mujer se transformó en un artÍculo que el padre podÍa vender o canjear, los hombres han convertido a las mujeres en sus bienes muebles. Fueron muchas las sociedades humanas y las instituciones religiosas y culturales que crearon leyes y edictos para convertir a los hombres en los dueños, y a las mujeres en su propiedad.
No fue hasta los años 70 del siglo XX que las mujeres en todo el mundo se alzaron y dijeron: No más violencia.
La violencia contra la mujer se observa en el lenguaje diario cuando a una mujer se le dice “puta , perra, bestia, pedazo de basura”, cuando se habla de hacer el amor diciendo: “meter, coger” o con tÍtulos de canciones como “Matándote dulcemente con mi amor” o “Cada hombre mata lo que ama”.
La violencia contra la mujer es el asecho, el acoso sexual, los comentarios despreciativos y la violación.
La violencia contra la mujer es celos, posesión en relaciones casuales o de matrimonio, es el control de las relaciones con amigos y familia, es decidir lo que puedes o no usar, si puedes y dónde trabajar, que se ocupen de tu dinero y tus finanzas. Es la aceptación obvia de que la cabeza de familia es el hombre, quien puede denigrar la personalidad de su pareja, refrenar su libertad, maldecir, darle una bofetada “correctora”, dejarle un ojo negro para que sepa quien es el mandamás. Es pegarle con un cinturón , un látigo, una raqueta de tenis o cualquier florero disponible. Es amenazar con matarla con cualquier instrumento filoso en la casa -tijeras, destornillador, martillo o revólver de cualquier tipo. Otro método favorito es sofocar a la mujer hasta que se desmaye.
Las víctimas son incontables, están deprimidas y muy asustadas. Son frecuentes los intentos de suicidio entre las mujeres abusadas, así como son frecuentes los abortos y los nacimientos de niños malformados o con daños irreversibles.
Los niños expuestos a violencia en sus hogares atraviesan experiencias emocionales traumáticas. Muchos habrán de ser alcohólicos o drogadictos, y al crecer, un gran número de los varones serán violentos con sus parejas. Algunos niños son violentos en los jardines de infancia y en las escuelas. Estos hombres mostrarán conductas violentas en la calle, en los estadios de fútbol y en las relaciones humanas.
La sociedad debe deshacerse del flagelo de la violencia. La policía, los jueces, las autoridades de bienestar social, los médicos, el sistema educativo, los líderes de la comunidad, los clérigos, rabinos, cadis -todos debemos estar activamente comprometidos a detener la violencia contra la mujer, y consecuentemente contra los niños.
La violencia empieza al levantar la voz, al levantar la mano, al levantar un arma. Este es un problema de toda nuestra sociedad.
Ruth Rasnik
Directora Ejecutiva
L.O. Combate la Violencia contra la Mujer